Teatro Terapéutico

Taller de Teatro Terapéutico
para niñas y niños entre 8 y 11 años
Lunes 17 a 18 hs.
En Club Círculo devoto - Pedro Morán 4151 
Quiero ofrecerles una nueva propuesta dentro del marco de los Talleres de juegos teatrales desde una perspectiva psico corporal que coordino desde hace ocho años con sede en el Club Círculo Villa Devoto. Se trata de un Taller de Iniciación al Juego Teatral con objetivos terapéuticos, que se diferencia de los otros talleres, que estarán orientados a la formación teatral propiamente dicha.
En este nuevo taller, de cupo muy reducido, trabajaremos detenidamente y al ritmo que los integrantes del grupo lo requieran, en el desarrollo de habilidades para una mejora en la calidad de vida. El juego teatral y el movimiento expresivo serán las herramientas a través de las cuales vamos a emprender un proceso terapéutico.
¿A quiénes va orientado este espacio?
A los niños y niñas que precisen trabajar problemáticas relacionadas al:
-vínculo con pares, como por ejemplo involucrarse en tareas grupales, tolerar las frustraciones, solucionar conflictos, alto grado de inhibición y dificultad para expresarse.
- al reconocimiento y expresión de sus emociones, y la capacidad para comprender las emociones ajenas.
- al desarrollo de capacidades cognitivas como la atención, la concentración, la memoria, y la comprensión de narraciones y consignas.
- capacidad para esperar y regular la energía motriz según la exigencia de la tarea, es decir, poder mantenerse quietos y atentos a la vez que mantenerse organizados en el movimiento.
A su vez, dentro de este taller habrá encuentros para jugar en familia. Cada dos meses invitaremos a por lo menos un integrante del grupo familiar para jugar con nosotros. Haremos escenas, juegos de movimiento y de roles. Luego tendremos entrevistas individuales para reflexionar sobre la experiencia y seguir ayudando a los chicos y chicas en su proceso de crecimiento.
Si bien este espacio está abierto a niñas y niños con ciertas dificultades en torno a la regulación de la energía y a la organización en el movimiento, es preciso aclarar que, por las características edilicias del lugar (paredes y puerta de vidrio y cortinados delicados) y por contar con una profesional para cinco participantes, no se aceptarán personas con trastornos severos ni que requieran un acompañamiento personalizado permanente. A su vez, teniendo en cuenta que el juego teatral es una actividad no demasiado estructurada, es decir que no tiene límites estrictos, ya que apelamos a la improvisación y al movimiento libre, es conveniente que los integrantes manejen cierto grado de organización interna para poder disfrutar y sacar provecho de la experiencia.
¿Cómo surgió esta propuesta?
Desde hace 15 años doy clases de teatro para niños, en talleres extracurriculares en colegios y en “Río Plateado”, escuela que dirigía Hugo Midón, quien fue mi maestro. Si bien siempre los grupos presentan particularidades, y es tarea del docente captar el camino para conectar con cada grupo, en los últimos años he notado cambios contundentes en la actitud de los chicos frente al juego teatral. Para comprender este cambio me ayuda considerar cómo el acceso masivo a internet y a la tecnología está cambiando hábitos de la vida cotidiana, inclusive nuestro modo de aprender y de relacionarnos. Adultos y niños convivimos e interactuamos con pantallas y recibimos información permanentemente. La publicidad y las noticias falsas se filtran permanentemente en nuestras tareas y en los momentos de entretenimiento. La cantidad de estímulos que recibimos puede llegar a ser abrumadora y, tanto en adultos como en niños, los trastornos de sueño y los picos de estrés o ansiedad están siendo un problema cada vez más generalizado. El mundo está cambiando y las nuevas generaciones nos plantean nuevos desafíos.
La sociedad actual ofrece a nuestros niños actividades sedentarias, que sobreestimulan el funcionamiento mental, y activan casi exclusivamente el sentido de la vista. En Buenos Aires, ya los chicos no juegan en la calle ni se mueven tan libremente por las veredas y parques. Se juega en espacios cerrados, que no plantean muchos desafíos a nivel motriz ni requieren que se preste atención a posibles cambios en el ambiente. A su vez, la interacción con pantallas y juegos electrónicos no alienta a que los chicos puedan relacionarse entre ellos, llegando a acuerdos, con todo lo que ello implica. Para dar un ejemplo, quienes crecimos sin tablets ni internet, jugábamos los juegos de roles: a partir de una historia conocida por todos, repartíamos los personajes, nos caracterizábamos y empezábamos a jugar como si fuéramos otros. También se podía hacer a partir de un rol social, como, por ejemplo: vendedor y un cliente, una mamá y una hija.  No solía ser un juego fluido, ya que cada dos por tres se armaban discusiones, nos enojábamos porque a uno no le gustaba lo que había hecho el otro. A veces había que llamar a un adulto para que venga a poner las reglas. Era eso, una negociación permanente. A medida que el juego se enriquecía, más claras tenían que ser las reglas. También jugábamos juegos que ayudaban a desarrollar la motricidad fina y que involucraban un espacio tridimensional, como por ejemplo con las canicas. Inclusive, los juegos de mesa, implicaban más contacto con otros y movimientos más variados que los que conllevan los juegos electrónicos. Hoy, éstos, más la interminable lista de videos en internet, les ahorran a los chicos las frustraciones de no estar de acuerdo siempre con el otro, ahorran el tiempo de preparación del juego, ya está todo servido.  A los adultos parecen darnos menos trabajo, y más tiempo para nuestras cosas. Pero en mi opinión, este tipo de juegos, anula el desarrollo de habilidades que los chicos van a necesitar en su crecimiento y en su vida de relación, desarrollo vocacionaly desarrollo psíquico emocional, a la vez que deterioran la capacidad de identificarse con el propio cuerpo y dificultan la integración psicosomática. Sostengo que probablemente muchos problemas de aprendizaje de las asignaturas escolares, tienen que ver con una falta de experiencias sensorio motrices, con una sobre valoración de lo mental en desmedro de la capacidad de aprendizaje a través de la experiencia corporal. Además, es sabido que problemáticas emocionales pueden estar trabando la capacidad de aprender ciertos contenidos. El abordaje artístico expresivo puede ser un buen camino para desarmar conflictos de ese tipo.
Por otro lado, el colegio, espacio en el que están con pares, propone un manejo del espacio estático y un uso del cuerpo más relacionado al control de los impulsos. Si bien la asignatura educación física es obligatoria en todos los colegios, la mayoría del tiempo se les exige a los chicos estar quietos, y nuevamente encontramos una sobre valoración de lo mental. Por lo cual, no debe sorprendernos que cuando les proponemos actividades de movimiento libre tiendan a golpearse, a caerse y a no ubicarse bien en el espacio compartido. En los últimos años, me he dado cuenta que la coordinación motriz, la percepción del espacio, el respeto por el espacio personal propio y ajeno, el reconocimiento del esquema corporal y la regulación de la energía para adaptarse a tareas tranquilas son cosas en las que hay que detenerse a trabajar.
Como conclusión, esta propuesta surge porque en los últimos años he notado que habilidades básicas para entrar en el juego teatral no vienen dadas, hay que aprenderlas. Se trata de habilidades que no solamente sirven al juego teatral, sino que son muy beneficiosas para la vida misma. Tienen que ver con:

  • la capacidad de comunicarse con uno mismo y con los demás, a través no solo de palabras sino de gestos y cualidades energéticas,
  • la conciencia del cuerpo y percepción de sus límites,
  • el cuidado y el respeto por el cuerpo propio y ajeno y por el espacio compartido,
  • estimular el pensamiento de modo creativo y no meramente repetitivo,
  • lograr la capacidad de abstracción necesaria para entrar en el como si teatral, es decir, diferenciar lo real de lo ficcional,
  • reconocerse como un ser sensible que experimenta el mundo a través de sus cinco sentidos y de la intuición,
  • reconocer las emociones propias y comprender las ajenas,
  • la capacidad de involucrarse en una tarea grupal,
  • poder dialogar y resolver conflictos interpersonales,
  • capacidad para esperar y tolerar las frustraciones,
  • auto percibirse como una persona valiosa y original,
  • mantener viva la espontaneidad

Si llegaste hasta acá es porque te interesa que tu hija o hijo pueda sacar el mayor provecho del taller de teatro, y que tenga un espacio en el que se le respeten sus tiempos y necesidades. Te pido que me comuniques si te interesa que él o ella participe del grupo con objetivos terapéuticos o del grupo orientado a la formación teatral. Cabe aclarar que en este último también se tendrán en cuenta los beneficios del teatro para el desarrollo personal, pero éstos no serán el foco del trabajo. Durante el primer mes, de todos modos, evaluaré si el espacio elegido es el indicado para cada niña y niño.
Para entrar en el grupo con fines terapéuticos no es necesario el certificado de discapacidad, porque como ya he expresado arriba, puede que los participantes simplemente precisen de un espacio más reducido en el que se les pueda prestar una atención más personalizada. Mi intención es diseñar y ofrecer los espacios adecuados para poder seguir trabajando sobre la singularidad de cada integrante y el despliegue de sus potencialidades.  

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